Dependo de tu existencia.
La razón por la que tanto te esforzabas
te es arrebatada.
En este triste mundo,
una flor esplendorosa muere.
La ardiente piel desnuda
es despojada de toda sensación.
¿Recuerdas aquellas palabras
mezcladas con suspiros?
Nos acostumbramos a las mentiras piadosas,
la ligereza del desorden se esparce.
Cada vez que el corazón escarlata
emite un latido,
algo oculto sale a la luz.
El permanente olor de tu cabello
no es más que un sueño superficial.
Extiendo la mano hacia ti
mientras tiemblo y me retuerzo.
El vacío queda atrás...
y las lágrimas empiezan a derramarse.
La cuerda que no dejaba de girar
de pronto se termina;
las emociones olvidadas regresan,
la crisálida permanece en una jaula alada,
el sol poniente tiñe la depresión
que se va secando en la garganta.
Cada vez que el corazón escarlata
emite un latido,
se produce un nuevo asesinato
en la noche otoñal.
Vuelvo a sentir algo que antes no entendía.
Inconscientemente, nado en tu mirada,
que sigue sin desaparecer.
Seguí lamentándome en la noche,
aunque no lo mereciera.
No resta deseo en este corazón,
un adiós temido queda sin pronunciar.
Hasta que el recuerdo regrese a mí,
no desaparezcas.
La naturaleza del final se dispersa
desde este instante hasta el mañana.
Sigo tu aroma permanente;
en la jaula alguien da vueltas sin rumbo...
No desaparezcas, mi amor.
Dependo de tu existencia.
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