Que mi alma descanse
envuelta en el amor de Dios.
La sensación desaparece,
pero no vas a verme caer.
Soy la decadencia de tu mundo,
soy un eider* cubierto de óleo.
Feliz caza, carnívoro
de doble rostro.
Dime por qué.
No tengo corazón para llorar.
Sostenme muy alto.
La música ha muerto,
el amén ha sido dicho.
El beso de la fe es cuanto pido,
un corazón amante y un alma en venta.
Dime por qué.
No tengo corazón para llorar.
Sostenme muy alto.
Déjame en paz
y ahórrate las indicaciones
sobre cómo he de sentirme,
cómo he de sufrir y protegerme del mal.
Déjame en paz,
tu oda de mentiras me mata.
Romanticidio;
hasta que el amor me separe.
Contempla cómo mis propias creaciones
me han arruinado.
Déjame en paz
y ahórrate las indicaciones
sobre cómo he de sentirme,
cómo he de sufrir y protegerme del mal.
Déjame en paz,
tu oda de mentiras me mata.
Romanticidio;
hasta que el amor me separe.
El Niño Muerto vive,
pero está sin sentido.
Necesito una experiencia
cercana a la muerte.
Aquel corazón valiente
ahora es de piedra.
La perfección, mi mensajera
del Infierno.
El vino se convierte en agua,
las fogatas se congelan,
las cartas de amor arden.
El romance se ha perdido.
Señor, ojalá este dolor
sea un error.
Dolor temporal, vergüenza eterna
por haber participado
en este juego de ajedrez del Demonio.
Escúpeme, suéltame, deshazte de mí
e intenta sobrevivir a tu estupidez.
*Un eider es un ave parecida al ánade, que vive en la costa del Ártico.
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