11 nov 2012

GLAY - Aitai Kimochi


La necesidad de verte
se convierte en un suspiro.
Mi amor, sigues presente
en estos sentimientos nostálgicos
de los que no consigo liberarme:
la ardiente amargura
de cada error que cometí en mi juventud...
¿Dónde ha ido mi sueño? 

El tiempo vuela, y sólo yo me quedo atrás.
He tenido otros amores,
pero ni las dulces noches,
ni las despedidas al amanecer
me han hecho sentir como tú. 

Libres de todo,
apretados el uno contra el otro,
bailábamos bajo las estrellas
con una pasión blanquecina.
Todo ese amor que sentí por ti
me ha hecho mucho más débil.

La masculinidad que esperabas de mí
y la feminidad que me mostrabas sólo a veces
me llegaron al corazón, un amor momentáneo.
Tú eres la única que podría,
la única que ha conseguido,
ser mi guía.

Creía que te había olvidado,
pero el olor de este rincón de la calle,
como tú, manipula mis sentimientos.
Esta noche brilla sobre mí
una luna pecaminosa.
¿Perdonarás alguna vez 
que fuera tan poco hombre?
Lo siento, mi amor.

Nunca podré volver atrás en el tiempo.
Esta noche, el viento hace que comprenda
mi propia estupidez.
Si los soñadores no tienen dónde dormir,
¿qué es lo que buscan, vagando por las calles?

Comparé mi amor con el sol poniente
y contemplé mi vida en el sol naciente.
Me hablaste como un ángel,
fingiendo que no comprendías lo que te decía.
Todavía no ha llegado el día
en que pueda mirar atrás sin dolor.

Nunca te olvidaré:
tú eres la única flor 
en mitad de mi desierto.

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