Éste es mi último otoño.
Tú, a mi lado,
sonríes sin preguntarte por mi destino
y me pides que te lleve conmigo.
Adiós.
No olvides que no debes ponerte triste.
Adiós, mi amor.
Espero que no malgastes tu futuro llorando.
El calor corporal se cuela
entre nuestros dedos unidos
y el viento se lo lleva.
Ahora hemos de despedirnos.
Nuestros dedos se separan.
Volveremos a encontrarnos en algún lugar.
Sécate las lágrimas,
no estés tan triste.
En ese futuro al que te cuesta enfrentarte,
los sueños te devolverán a mis brazos.
"Seguiremos inalterables en nuestros recuerdos".
Por ahora, cierro los ojos
y pienso en esas palabras.
Adiós, mi amor.
Por favor, no mires atrás.
Adiós, mi amor.
Esa manía de mantener la distancia también termina aquí.
Y así me elevo en el cielo,
guiado por el viento.
"Por favor, no te pierdas".
Adiós, cariño.
Mis días terminan,
me duermo y atrás sólo dejo silencio.
En el tranquilo otoño,
los sueños siguen vivos
siendo sólo sueños.
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