He aprendido a cocinar para uno
y beber por tres,
a llevar una máscara
y que siga pareciendo yo,
a correr tan deprisa
que no pueda sentir,
a captar todas las diferencias
entre la ficción y lo que es real.
Y miento todo el tiempo...
... Nunca fuiste mío.
He aprendido a apretar los dientes
y a tragar,
he aprendido a guardar una rencilla
y a soportar su peso y su espera,
he aprendido la deslumbrante verdad
de que tú y yo tampoco estamos tan mal,
pero si no puedes ver mi lado bueno
debes de estar enfermo.
Y miento todo el tiempo...
... Nunca fuiste mío.
Esta casa es mía,
estas cosas son mías,
este cuerpo es mío
y me gusta tal y como es.
Has dejado atrás
un amor con sabor a vino,
una ausencia de tiempo.
Estas cosas son mías,
estas cosas son mías,
el dolor es mío,
los errores fueron míos,
los fallos son míos.
La casa es mía,
las cosas son mías, son mías, son mías,
esta casa es mía,
estas cosas son mías,
este cuerpo es mío
y me gusta tal y como es.
Has dejado atrás
un amor con sabor a vino,
una ausencia de tiempo.
Estas cosas son mías,
estas cosas son mías.
Todo es mío.
En todo este tiempo...
nunca fuiste...
No soy responsable
de tu incapacidad
de enamorarte por completo
sin una estrategia de escape,
de soportar algo que va más allá de la piel.
No es mía,
no es mía,
no es mía.
Nunca fue mía,
nunca fue mía.
En todo este tiempo...
nunca fuiste mío.
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